El Paraíso terrenal de Adán
Después de crear al hombre con polvo, Dios plantó un jardín paradisíaco al este de Edén, y lo llenó de árboles cuyos frutos eran como joyas radiantes, entre ellos el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Pisón (el Orontes) riega la tierra de Javilá (Arabia o h3iria), donde abundan el oro y el rubí; el Guijón (el Nilo) rodea la tierra de Kush (Nubia); el Tigris corre al oriente de Asiria (en Mesopotamia), y el cuarto es el Eufrates. Dios puso a Adán allí y le permitió que asistiese a la asamblea divina (Gén. II: 8-14; Ezequiel XXVIII: 13).
Después de la expulsión de Adán, Dios designó al querubín, llamado "la llama de las Espadas Remolientes" para que guardara Edén
Se discute si el Paraíso terrenal se hallaba en un desierto (Isaías LI: 3) o en la "Montaña de Dios" (Ezequiel XXVIII: 16), y si al oeste o al norte, más bien que al este de Israel. Cierto rey de Judá trató de descubrirlo, subió al Monte Lebiá, desde la cumbre del cual pudo oir el ruido de las espadas a orillas de un río.
El Paraíso terrenal de Adán, el Jardín de Edén, fue situado al principio en la "Montaña de Dios", el monte Safón de Siria; luego en Hebrón, en un tiempo el valle más fértil de la Palestina meridional y famoso por su santuario oracular; después en Jerusalén, cuando el rey David trasladó allá su capital; y durante el cautiverio de Babilonia a la entrada del Golfo Pérsico, un delta regado por cuatro corrientes principales: el Tigris, el Eufrates, el Coaspes y el canal Pallakopas.
La mención en Génesis II: 8: "Dios plantó un jardín en Edén, al oriente", y 10, "Salía de Edén un río que regaba el jardín", originó una confusión geográfica. Algunos entienden por "Edén" la parte central del jardín; otros, la región que incluye el jardín.
Una mayor confusión indujo a algunos judíos babilonios a localizar Edén en Bet Edén (Amós I: 5), el Bet Adini de las inscripciones asirias, que floreció en los Siglos X-IX a.C.
Bet Edén se halla en Armenia, la presunta fuente no sólo del Tigris y el Eufrates, sino también del Nilo -Alejandro Magno así lo creía- y del Orontes (Pisón?), que es el río principal de Javilá (Siria septentrional?), como el Nilo lo es de Egipto (Kush). Flavio Josefo y los Setenta (Jeremías II: 18) identifican al Guijón con el Nilo. Algunos intepretan Javilá como Arabia Central, aunque carece de ríos, pues Evila (Javilá) aparece en Gén. X: 7 como un hijo de Kush y descendiente de Sem.
Respecto del "Monte Lebiá", que significa la "Montaña de la leona", su ubicación es desconocida. Los dos querubines que custodian Edén con sus "espadas remolineantes" eran tal vez "ruedas de fuego" pintadas en la puerta como una advertencia a los hombres de que el Jardín les estaba prohibido.
El Edén tiene siete puertas y la más exterior se abre en la cueva de Macpelá en Hebrón. Adán la encontró cuando enterraba allí el cadáver de Eva. Adán está enterrado en la misma cueva; su espíritu sigue guardando la puerta de Edén. Otros dicen que la puerta más externa se abre en el Monte Sión (Targum Yer. Gén. III: 23).
El Paraíso tiene siete puertas, cada una de las cuales lleva a la siguiente. La primera casa alberga a los conversos que vienen a Dios por su libre albedrío. La segunda alberga a los penitentes de Israel; la tercera contiene el árbol de la vida, bajo cuya sombra se sientan Abraham, Isaac y Jacob, los patriarcas de las doce tribus, todos los israelitas que salieron de Egipto y toda la generación del desierto; también el rey David, Salomón y todos los reyes de Judá, excepto Manasés. La cuarta casa alberga a los justos, cuya vida fue amarga como la oliva no madura. Mientras que en la Quinta viven el Mesías hijo de David y Elías. La sexta casa alberga a los que han muerto mientras cumplían su deber con Dios; la séptima a los que han muerto de pena por los pecados de Israel.
Cuando Adán fue expulsado de Edén, Dios le permitió que se llevase ciertas especias, como azafrán, nardo, cálamo aromático y canela y semillas y cortezas de árboles frutales del Paraíso, para su uso propio. Según el Libro del Exodo, Moisés construyó el Tabernáculo con madera llevada por Adán del Paraíso (Ex. XXV: 15).
Una referencia a lo que parece ser una versión más antigua del Mito del Paraíso del Génesis se encuentra en Job XV: 7-8: "¿Eres tu, por ventura, el primer nacido; viniste al mundo antes que los montes; has nacido tu el primero de los hombres y fuiste dado a luz antes que los collados? Acaso oyes tu la confidencia de Eloah y acaparas en ti la sabiduría?".
Según este pasaje, Adán nació antes que se formaran los montes; asistía al consejo divino, y, ambicioso de una gloria mayor, robó la sabiduría, haciendo así por su cuenta lo que, en la versión del Génesis, le indujeron a hacer a Eva y la sutil serpiente. Su robo recuerda el mito griego de Prometeo, que robó el fuego del cielo como un don para los hombres, a los que él mismo había creado, y sufrió por ello el terrible castigo del dios Zeus.
Los "Campos Elíseos" de Homero
Homero establece la misma asociación del Paraíso con las recompensas y los castigos en la "Odisea" (IV: 561), al describir los Campos Elíseos "al extremo de la tierra, donde se halla el rubio Radamantis; allí se vive dichosamente, allí jamás hay nieve, ni invierno largo, ni lluvia, sino que el Océano envía el suave aliento del céfiro para que refresque a los hombres". Radamantis era uno de los jueces del Infierno.
La "Región Occidental" de los Esenios
Según Flavio Josefo, los esenios del Mar Muerto creían que después de muertos los justos iban a una región occidental, donde no los molestaban la lluvia, el frío o el calor y gozaban de continuas frescas brisas marinas. Pero, los malvados eran encerrados en un Infierno oscuro y frío, donde sufrían un castigo perpetuo, como en el Tártaro Griego.
La "Caída del Hombre" en el Génesis
Dios permitió que Adán y Eva comieran los frutos de todos los árboles de Edén menos los del "Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal", pues probarlos e inclusive tocarlos implicaría la muerte.
La serpiente que estaba allí preguntó a Eva: "¿No os ha prohibido Dios que comáis cualquier fruto?". Y ella respondió: "No, pero nos advirtió bajo pena de muerte que nos abstengamos de comer del fruto del árbol que está en medio de este jardín". La serpiente exclamó: "¡Dios os ha engañado! Su fruto no causa la muerte; sólo confiere sabiduría". (Gén. III:1-6)
Cuando hubieron comido, Adán y Eva se miraron, y comprendieron que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se cubrieron.
Dios maldijo a Eva: "Multiplicaré tus trabajos y tus penas", y luego a Adán: "Maldigo la tierra que habrás de labrar todos los días de tu vida" (Vs. 14-19).
Adán y Eva fueron expulsados de Edén en el primer Viernes, el día en que ambos fueron creados y pecaron. En el primer Sábado, Adán descansó y rogó el perdón de Dios.
La "Hierba de la Inmortalidad" en Sumer
Algunos elementos del mito de la Caída del Hombre en el Génesis son muy antiguos, pero la composición es posterior, e inclusive en algunos lugares indica influencia griega. La Epopeya de Gilgamesh, la versión más antigua (ca. 2000 a.C.), describe cómo Aruru, la diosa del amor súmera, creó con arcilla a Enkidu. Una sacerdotisa cubrió su desnudez utilizando parte de su vestido. Su hermano Gilgamesh fue en busca de la "hierba de la inmortalidad". Entró en un túnel tenebroso y salió a un paraíso de árboles de los que colgaban joyas y el que pertenecía a la diosa de la sabiduría. Gilgamesh encontró la hierba, pero una serpiente se la robó.
Según Gén. III: 20, Adán llama a Eva "la madre de todos los vivientes", título de esa misma diosa del amor, Aruru o Ishtar; y ella le otorga la sabiduría, lo mismo que la sacerdotisa de Aruru a Enkidu.
El mito acadio de Adapa
Otra fuente de la Caída del Hombre relatada en el Génesis es el mito acadio de Adapa, encontrado en una carta de El Amarna. Adapa, hijo de Ea, el dios de la sabiduría babilonio, fue inducido a rechazar la comida y la bebida de la muerte. Pero, ante un cambio, se equivoca y rechaza los de la vida. Este mito proporciona el tema de la advertencia de la serpiente a Eva: que Dios los había engañado acerca de las propiedades del fruto prohibido
La "Caída del hombre" según los Persas
Otra fuente posible de la Caída del Hombre según el Génesis es un antiguo mito persa. Meshia y Meshiana viven al principio solamente de frutos, pero luego el demonio Ahriman los induce a negar a Dios. Pierden su pureza, derriban árboles, matan animales y cometen otras maldades
La "Caída del Hombre" en el Mundo Griego
Según un mito Cretense citado por Apolodoro e Higinio, y un mito Lidio rescatado por Plinio, las serpientes poseían una hierba de la inmortalidad
La fábula del Génesis, en la que el trabajo agrícola es representado como una maldición recaída sobre el hombre por la curiosidad de Eva y la desobediencia, expresa el secular punto de vista mediterráneo que considera el trabajo físico como una penalidad muy dura. Hesíodo fue el primer escritor que consideró a la agricultura como un mal impuesto a la humanidad por los dioses crueles ("Los trabajos y los días")
Conclusiones
Edén como un pacífico retiro rural, donde el hombre vive cómodamente entre animales salvajes, se da no sólo en la fábula de Enkidu, sino también en las leyendas griegas y latinas de la Edad de Oro
Todos los jardines fueron gobernados originariamente por diosas; pero cuando se pasó del matriarcado al patriarcado los usurparon los dioses varones. Una serpiente está casi siempre presente. Así, en el mito griego, el "Jardín de las Hespérides", cuyos manzanos daban el fruto prohibido, era guardado por una serpiente, y había sido el dominio de Hera. El paraíso súmero al que ingresó Gilgamesh pertenecía a la diosa de la sabiduría. Indra, el principal dios ario, parece haber obtenido una nueva forma de soma de la Diosa Madre India, que es llamada de diversos modos
Respecto del "Arbol de la sabiduría", algunos sostienen que Adán, al comer el fruto del árbol de la Ciencia, consiguió el don de la profecía. Otros dicen que el Arbol de la Ciencia era un inmenso tallo de trigo, más alto que un cedro; o una cepa, o un cidro, cuyo fruto es utilizado en la celebración de los Tabernáculos; otros sostienen -citando las palabras de Enoc- que era una palmera datilera. Otros asocian el "Arbol de la Ciencia" con el "Hongo de la Sabiduría", venerado por los antiguos chinos, paleosiberianos y mongoles
Un paraíso cuyos secretos han sido revelados recientemente es el de Tlalócan Mexicano, representado en el fresco de Tepantitla, hoy reproducido por Heim y Wasson en su obra los "Hongos alucinógenos de México"
Esta muestra a un ánima con una rama en la mano, llorando de alegría al entrar en un vergel de árboles frutales y flores. Detrás del ánima se alza una serpiente moteada, el dios Tlalóc, un dragón florido y mariposas de colores. La droga alucinógena que produjo esta visión era un hongo tóxico que se come ritualmente en varias provincias de México. La psilocibina, el agente activo, es clasificada ahora por los psiquiatras con el ácido lisérgico y la mescalina entre los principales psicodelóticos, "reveladores del yo interior del hombre""
Los hongos alucinógenos son comunes en toda Europa y en Asia. Algunas variedades, que no pierden sus cualidades tóxicas cuando se las cocina, parecen haber sido introducidas en las tortas sagradas que se comían en los Misterios Griegos; y también los misterios árabes, pues la raíz arábiga "ftr" aparece en palabras que significan "seta venenosa", "pan sacrificial" y "éxtasis divino". Se dice que Perseo fue al Jardín de las Hespérides ayudado por Atenea, la diosa de la Sabiduría, y -según Pausanias- más tarde construyó la ciudad que llamó "Micenas" en honor del hongo que encontró en aquel lugar
El hecho de que el paraíso indio se parezca mucho a esos otros indica que el soma es un hongo sagrado oculto en la comida o la bebida, y no, como la mayoría de los expertos sostienen, una variedad del algodoncillo. La antigua veneración china por el "Hongo de la Sabiduría" puede tener su origen en un culto análogo
Los comedores de ambrosía gozan con frecuencia una sensación de sabiduría perfecta, resultado de una estrecha coordinación de sus facultades mentales. Puesto que "conocimiento del bien y del mal" significa en hebreo "conocimiento de todas las cosas, buenas y malas", y no se refiere al don de elección moral, el "Arbol de la vida" puede haber sido en un tiempo el árbol huésped de un hongo alucinógeno particular. Por ejemplo, el abedul es el árbol huésped de la "amanita muscaria", que comen sacralmente ciertas tribus paleosiberianas y mongoles
En definitiva, el "Paraíso terrenal de Adán" o el "Jardín de Edén" presentado en el Génesis tiene elementos similares a la idea del Paraíso común a Europa, el Oriente, América Central y del Norte y la Polinesia
Asimismo, algunos elementos del mito de la "Caída del Hombre" en el Génesis, y el concepto del "Arbol de la Sabiduría" o de la "Hierba de la Inmortalidad" son muy antiguos y aparecen mencionados en la mitología súmera, babilonia, griega, hindú y aún en la mexicana
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